Hoy en día el agua constituye una preocupación global. Inquieta la cantidad de agua disponible para la población mundial. La ciencia y la tecnología pueden aumentar los cultivos de alimentos y mejorar el aire que respiramos, pero el agua de la que disponemos no aumenta. Por lo tanto, debemos cuidar la poca que tenemos. De allí el interés en el tratamiento aguas residuales. Es importante consumir agua limpia y devolverla limpia a la naturaleza.
Tratamiento de aguas residuales. Las aguas servidas provenientes del consumo humano y de la industria son generalmente tratadas tanto mecánica, como biológica y químicamente, antes de ser vertidas a los ríos y a los océanos. Lamentablemente, en muchos países del llamado tercer mundo, este proceso no es todavía una práctica habitual y de hecho muchas poblaciones no tienen acceso directo al agua potable. Sin embargo, la práctica de tratar las aguas residuales va en aumento y en muchas naciones existen leyes que regulan el proceso.
Tratamiento primario. Este paso es eminentemente mecánico y el propósito es retirar los sólidos para limpiar el agua y evitar el daño a los equipos que se usarán después en el proceso. Primero se retiran los sólidos de mayor tamaño, esto se hace preferencialmente por filtrado. Luego, remueven la arena y las piedras y los sólidos pequeños. El proceso mecánico es realizado en gran parte en tanques de pantallas arregladas y en tanques de sedimentación.
Tratamiento secundario. Esta etapa es de carácter biológico. En ella se usan bacterias que se alimentan de la materia orgánica presente en el agua. Existen diferentes técnicas y equipamientos que se utilizan en este proceso, pero fundamentalmente se promueve la desaparición de la materia orgánica al ser consumida por los microorganismos en condiciones controladas.
Tratamiento terciario. El tratamiento terciario puede ser único o tener varios objetivos. Es de naturaleza química. En esta etapa se desinfecta el agua, en muchos casos con el uso de cloro y se pueden hacer micro filtrados de partículas. Todo el proceso de depuración tiene como objetivo devolver a los efluentes agua limpia, no contaminante que pueda entrar nuevamente al ciclo de consumo.