De acuerdo con una investigación realizada en Estados Unidos, se estima el 75% de la miel que venden en los mercados es falsa. Esto quiere decir que cuando ingerimos esta sustancia no solo estamos siendo engañados por una marca determinada, sino que le causamos daño a nuestra salud o simplemente no recibimos los beneficios de este maravilloso alimento.
Bajo este contexto, vale la pena conocer algunos métodos para comprobar la pureza de este líquido y descartar aquellos productos engañosos que no corresponden con lo que estás buscando:
- La famosa prueba del pulgar: tan solo deberás colocar una pequeña gota en el dedo pulgar y si está se derrama hacia un lado, pues no la compres; pero si se mantiene intacta, estás frente a algo verdadero.
- ¿Cambia su apariencia con el tiempo?: déjala en el estante por un período largo y observa si se cristaliza. Si esto ocurre, tienes ante tus ojos una savia pura de la naturaleza; de lo contrario, siempre se verá como un sirope o jalea líquida.
- En un vaso con agua: toma una cucharada de miel y viértela en un vaso con agua, si viaja hasta el fondo, confía en este producto. La miel que ha sido alterada se disuelve con facilidad.
- En un papel de cocina: derrama una gotita sobre esta superficie, para ver si le han colocado agua. En caso de ser afirmativo, dejará una macha color marrón; mientras que si no ha sido alterada, se verá inmóvil.
¿Qué hacer para no ser víctima de una estafa?
La solución a este problema es buscar una marca seria y responsable que esté comprometida con sus clientes. Revisa la etiqueta y asegúrate de que tenga garantías del artículo, para no ser engañado.
No olvides que 28 gramos de miel pura contiene 18 aminoácidos, 21 vitaminas, 16 minerales y un sinfín de nutrientes que mejorarán tu calidad de vida.